Ingredientes:
2 cuartos traseros de pollo
2 patatas medianas
1 cebolla
mostaza
sal
vinagre
pimienta y AOVE
Procedimiento:
Otra de las ventajas de la receta de pollo a la mostaza es que es muy fácil y rápida de preparar, tan solo hay que ser un poco previsor y empezar con tiempo suficiente para que no nos pille el toro a la hora de meter el pollo en el horno, tengamos a nuestros invitados esperando y acabemos sacándolo demasiado pronto.
Como decía, el proceso es muy sencillo. Lo primero es cortar las patatas en rodajas y la cebolla por la mitad. Si no os gusta el sabor de la piel de la patata, podéis pelarlas.
Después, colocamos los cuartos traseros, las patatas y la cebolla en una bandeja que previamente habremos cubierto con papel de aluminio untado con un poco de aceite. Salpimentamos e introducimos la bandeja 25 minutos en el horno precalentado a 200º. Si te gusta el pollo muy hecho, déjalo 30.
Ahora nos ponemos con la salsa de mostaza, el único punto ligeramente complicado. Para ello, mezclamos mostaza en abundancia con un buen chorro de aceite, un poco de vinagre (de jerez o de módena si es posible), sal y pimienta. La salsa resultante tiene que ser más bien espesa, pero sin llegar a quedarse pegada a la cuchara como lo haría la mostaza.
Lo normal es que esto nos haya llevado poco más de cinco minutos y el pollo siga en el horno, así que podemos aprovechar para recoger un poco la cocina, preparar la mesa o tomarnos una cerveza fresquita, que es lo que hice yo.
Transcurridos los 25 minutos, sacamos la bandeja del horno y untamos el pollo y las patatas con la salsa. Sed generosos, o luego os arrepentiréis de no haber puesto más.
Una vez tenemos todo bien recubierto, volvemos a meterlo en el horno durante 20 minutos, que es el tiempo necesario para que la salsa se dore sin llegar a quemarse y que el pollo se acabe de asar, absorbiendo de paso el sabor de la mostaza.
Cuando esté listo, servimos rápidamente, acompañando los cuartos traseros con algunas patatas, media cebolla y un poco de hierbabuena, que además de decorar, le da un aroma muy especial al plato mezclada con los efluvios de la mostaza.
2 patatas medianas
1 cebolla
mostaza
sal
vinagre
pimienta y AOVE
Procedimiento:
Otra de las ventajas de la receta de pollo a la mostaza es que es muy fácil y rápida de preparar, tan solo hay que ser un poco previsor y empezar con tiempo suficiente para que no nos pille el toro a la hora de meter el pollo en el horno, tengamos a nuestros invitados esperando y acabemos sacándolo demasiado pronto.
Como decía, el proceso es muy sencillo. Lo primero es cortar las patatas en rodajas y la cebolla por la mitad. Si no os gusta el sabor de la piel de la patata, podéis pelarlas.
Después, colocamos los cuartos traseros, las patatas y la cebolla en una bandeja que previamente habremos cubierto con papel de aluminio untado con un poco de aceite. Salpimentamos e introducimos la bandeja 25 minutos en el horno precalentado a 200º. Si te gusta el pollo muy hecho, déjalo 30.
Ahora nos ponemos con la salsa de mostaza, el único punto ligeramente complicado. Para ello, mezclamos mostaza en abundancia con un buen chorro de aceite, un poco de vinagre (de jerez o de módena si es posible), sal y pimienta. La salsa resultante tiene que ser más bien espesa, pero sin llegar a quedarse pegada a la cuchara como lo haría la mostaza.
Lo normal es que esto nos haya llevado poco más de cinco minutos y el pollo siga en el horno, así que podemos aprovechar para recoger un poco la cocina, preparar la mesa o tomarnos una cerveza fresquita, que es lo que hice yo.
Transcurridos los 25 minutos, sacamos la bandeja del horno y untamos el pollo y las patatas con la salsa. Sed generosos, o luego os arrepentiréis de no haber puesto más.
Una vez tenemos todo bien recubierto, volvemos a meterlo en el horno durante 20 minutos, que es el tiempo necesario para que la salsa se dore sin llegar a quemarse y que el pollo se acabe de asar, absorbiendo de paso el sabor de la mostaza.
Cuando esté listo, servimos rápidamente, acompañando los cuartos traseros con algunas patatas, media cebolla y un poco de hierbabuena, que además de decorar, le da un aroma muy especial al plato mezclada con los efluvios de la mostaza.
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